AGUA FRESCA EN EL DESIERTO
JUAN: 4:1--39
Ella era una mujer agobiada por los afanes de la vida, ahogada en sus propios desaciertos y pecados.
Había vivido siempre buscando la aprobación de los hombres, sin darse a sí misma la estima y el respeto que cada ser humano se debe tener. Hasta ese día había sacado agua del pozo con un corazón fatigado, una mente confundida y un cuerpo exhausto.
Cada vez que iba en busca del agua, su corazón suspiraba, como suspira el alma de alguien que desesperadamente busca ser amado. Hasta ese día sintió que su vida era un desierto; hasta ese día sintió que su alma estaba sedienta.
Embebida en sus pensamientos, mientras repetía la tarea que innumerables veces había realizado, fue sorprendida por las palabras de un hombre desconocido: -”Dame de beber”- Al girar para encontrarse con el rostro de este desconocido, inmediatamente notó que era judío. En su pensamiento se reprochó a sí misma el estar hablando con él, pues por muchos años los judíos y samaritanos no se habían tratado.
¿Quién era este hombre para pedirle a ella de beber? ¿Sería acaso otro más para añadir a su lista de todos los que la habían llenado de halagos y promesas y luego la habían abandonado?
Detuvo sus pensamientos, y Como resuelta a terminar rápidamente con esta situación, su respuesta fue directa y con un tono fuerte:
“¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?” Pero, lo que ella no sabía era que ese día no se trataba de otro hombre más queriendo conquistar su alma para aprovecharse de su cuerpo. Lo que ella desconocía por completo es que ese era un día totalmente diferente en su vida; un día único, un día en el cual todas las interrogantes de su ser serían respondidas, toda la sed de su alma sería saciada.
El hombre del encuentro era Jesús de Nazaret; y Él conocía la condición de esta mujer, sabía de sus luchas y tristezas, de su sed de ser aprobada y amada; entonces amablemente le contestó: – “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y Él te daría agua viva”. Pero ella había vivido suficientes decepciones como para creer en palabras bonitas.
Sus pies estaban demasiado apegados a la tierra, en su corazón no había cabida para cosas espirituales. ¿Agua viva? ¿Por qué El la llamaría de esta manera? -No, este hombre no entiende lo que le digo. Entonces su respuesta fue casi irónica: – “Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
¿Acaso eres Tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
Ella no podía ver más allá de sus circunstancias, Como la mayoría de las veces nos sucede en nuestras propias vidas.
La salvación había llegado, estaba tan cerca, a su lado. Sin embargo, ella se empeñaba en ver las circunstancias, y en lugar de preguntar sobre esa clase de agua desconocida hasta ese día, ella se concentró en las herramientas y el método que Él usaría para extraer el agua. Pero Él es paciente y amoroso y sabe que somos limitados cuando se trata de las cosas del espíritu, entonces más amablemente que la primera vez le contestó: -”Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”.
Agua viva, no volver a tener sed jamás, una fuente, vida eterna; todas estas palabras retumbaron en su mente. Sin saber cómo, sin entender totalmente el significado de ellas, su corazón comenzó a abrirse a esta maravillosa proposición, entonces su boca se abrió, así como su corazón, para decirle: -”Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla”.
Lo demás es historia, una historia que trascendió hasta nuestros días para mostrarnos varias cosas: Primero, que en Él no hay acepción de personas. Segundo, que Él conoce nuestros corazones, que Él sabe nuestras vidas. Tercero, que Él nos invita a todos a beber de Su agua viva para saciar nuestra sed.
Hoy más que nunca antes, su invitación está vigente.
Es mi deseo convertido en oración que tú y yo podamos vislumbrar que se trata del agua de Dios, la única que puede saciar nuestras almas, y que con un corazón agradecido y humilde vengamos a Él para decirle como aquella mujer samaritana: “Señor, dame esa agua, para que yo no tenga sed”. Juan 4:1-39.
CÓMO LLEVAR UN ALMA AL SEÑOR
El que está bajo convicción busca consolarse, sentirse mejor, aceptado, busca un consuelo falso, pues el dedo de Dios está encima y quiere librarse de la convicción. Por lo tanto, es imprescindible que no les des consuelo falso, pues así se siente aliviado pero no está convertido. ¿Qué significa no estar convertido?:
a) No estar convencido de las advertencias de la Biblia.
b) No estar dispuesto a obedecer y somerterse.
c) No estar dispuesto a renunciar a todos sus pecados, sino sólo algunos que le perjudican.
d) No busca la honra de Dios sino su propia honra.
e) No estar dispuesto a negarse a sí mismo aunque haga unos ejercicios espirituales para las apariencias.
f) No estar dispuesto a amar a su prójimo, sino a sí mismo. Sabemos que estamos en Dios si amamos al hermano.
g) No estar dispuesto a buscar la santidad como meta suprema sino su propio bienestar.
h) No estar dispuesto a rendir su voluntad a Dios.
i) No estar dispuesto a dejar todas sus armas (excusas, razones, argumentos).
j) No estar dispuesto a humillarse sino buscar subir. Aún en la iglesia, busca posiciones y honra.
¿QUÉ DEBEMOS DECIRLES?.
Que crea en el Señor Jesús. ¿Qué significa creer en Jesús?:
a) Que está perdido sin Jesús.
b) Que Jesús es el único Salvador.
c) Que la obediencia y la sumisión a Cristo es el único camino.
d) Que la verdad no es relativa sino absoluta.
e) Que se arrepienta y se vuelva de sus pecados.
f) Que Dios quiere que tenga un corazón nuevo.
g) Que se niegue a sí mismo y tome su cruz (lo que va matando su ego).
h) Que renuncie al mundo, sus placeres y vanidades.
i) Que ponga a Cristo antes que a su familia, su trabajo y sus amistades.
j) Que confiese a Cristo públicamente como Señor y Salvador.
k) Que se bautice como profesión de fe y entrega a Cristo.
l) Que forme parte de la iglesia local donde vive y se someta a las autoridades allí.
Que la eternidad de esa persona está en tus manos, hasta cierto punto, y tus direcciones equivocadas pueden darle cierta confianza, quitarle la convicción de pecado y estorbar su encuentro con Dios.
El trabajo del que testifica es llevar al pecador del estado muerto espiritual hasta descansar totalmente en Cristo y su obra vicaria (sustitutoria) en la cruz.
Por lo tanto, nunca decirle que tú piensas que él es salvo pues es la labor del Espíritu Santo.
Si ve que está listo y sumiso y que confía en el Señor, déles las Escrituras que le fortalecen la fe para echar mano a la vida eterna.
Diagnostica, oyendo y preguntando, después que le oigas sus argumentos y discrepancias arrebátales con la palabra, llevando cada pensamiento a la obediencia de Cristo. Descubre sus escondites y sus refugio de mentiras. Cuando se rinde muéstrele el amor, el perdón, la aceptación de Dios. Recuerda que la ley vino primero, después vino la gracia. Primero viene la convicción de pecado y después el reposo de la fe.
LA RESPONSABILIDAD DEL MENSAJERO
EZEQUIEL: 3:10---21
ATALAYA: VIGILANTE, QUE AVISA EL PELIGRO, HOMBRE COMUN
POR OBLIGACION; VELAR Y SONAR LA ALARMA CUANDO EL PELIGRO SE ACERCABA
- Dios tiene una palabra que dar. Dios quiere hablar a un pueblo pecador
- Dios ha establecido un método para transmitir su mensaje, y ese método es usar mensajeros
- El mensajero ha de pasar por el siguiente proceso: a) Oír de Dios b) Atesorar lo de Dios c) Avisar a otros.
V.10.- "toma en tu corazón todas mis palabras" Primero has de tomar en tu corazón la palabra. Esto significa ser tocado por la palabra de Dios, ser impresionado por Dios.
- Para ser mensajero has de guardar el mensaje. Dios busca mensajeros que vivan el mensaje, Dios busca mensajeros que sean ellos mismos el mensaje.
V.11.- " háblales... escuchen, o dejen de escuchar." La responsabilidad del mensajero es hablar. Los cautivos están esperando nuestro mensaje. Hay pueblo de Dios afuera de la iglesia que está deseando oír.
- Hay quienes han escuchado el mensaje varias veces sin oír, antes de oír y convertirse.
V.14.- " el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu" El Espíritu Santo, le llevó sin el querer.
El evangelismo no es a veces deseado por nosotros, nuestra carne siempre está contraria a evangelizar, pero cuando alguien siente que "la mano de Jehová es fuerte sobre él." entonces no puede evitar convertirse en mensajero. Dios está buscando a gente que deje que la mano de Dios esté fuerte sobre ellos
V.15.- "permanecí siete días atónito" estuvo siete días sin saber qué hacer, atónito. A veces dios nos lleva a sitios y situaciones que no entendemos. Hay semanas de duda en nuestras vidas, hay periodos donde uno no sabe para qué le movió Dios.
V.16.- "al cabo de los siete días vino a mí palabra" La palabra siempre acaba llegando al mensajero que sabe esperar en Dios. El que desespera, el que sale corriendo durante la semana no va a poder ser mensajero eficaz.
V.17.- "yo te he puesto por atalaya" El mensajero es el Atalaya.
- En Israel existían torres de vigilancia para poder divisar al enemigo y avisar al pueblo para que estuviesen preparados para la batalla. El atalaya era imprescindible para evitar ataques sorpresas, era el que hacía posible que no viniese destrucción a Israel.
- El mensajero es el que evita la destrucción. Cuando tú predicas el mensaje de Dios evitas la destrucción. Eres mensajero de paz. Eres el atalaya de Dios para poner en paz a los hombres con Dios.
Características del Atalaya
1.- Mientras los otros están abajo el atalaya está arriba.- El hijos de Dios recibe lo de Dios, ve lo de Dios, mientras los otros no ven nada. El mensajero de Dios es alguien de revelación.
2.- Mientras los demás están en lo suyo el atalaya está velando por todos.- El mensajero de Dios es alguien que se preocupa por el beneficio de otros. Está vigilante para proteger al resto del pueblo. El mensajero es alguien que entiende que su vida está en servicio de otros. Es alguien que ha entendido que ha muerto y su vida está escondida en Cristo.
3.- Mientras los otros duermen el atalaya está despierto.- Los ojos espirituales están abiertos. Ellos ven, lo que otros no ven porque duermen. Están dormidos en el materialismo, en la religiosidad, en la idolatría, en el pecado.
4.- El atalaya es puesto por Dios.- "yo te he puesto por atalaya" El mensajero no es alguien que se pone solo, es alguien bajo autoridad, que deja que Dios le ponga. Dios quiere hacer de cada uno de nosotros sus mensajeros.
- Dios te pone como luz, como revelación a un mundo ciego
5.- El atalaya repite lo que oye.- "oirás, pues, tú la palabra de mi boca" No tenemos que inventar ningún mensaje, solo hemos de repetir lo que Dios nos dice. No somos autores del mensaje, somos repetidores del mensaje que hemos oído de Dios.
6.- La responsabilidad del atalaya es hablar, no debe callar.- Si no hablas la gente morirá
7.- La responsabilidad del arrepentimiento no es del atalaya sino de los que oyen.- Tú no eres responsable de la conversión de la gente, pero si eres responsable de no dar el mensaje. La conversión es obra del Espíritu Santo, cuando la gente oye el mensaje del Atalaya. |